Invertir en economias de paises emergentes

El mes pasado, en la cumbre del G20 en Toronto, los líderes de las economías más grandes del mundo adoptaron un nuevo tema: detener el alarmante y potencialmente devastador crecimiento de las enormes deudas nacionales.

Ahora que todos ven los peligros de los grandes déficits y del apalancamiento excesivo, varios políticos, expertos, e incluso inversionistas, están ignorando el rasgo más sobresaliente del panorama de la deuda global: es casi exclusivo de los países desarrollados que son culpables de los préstamos excesivos.

De forma impresionante, los países en vías de desarrollo, desde China hasta Rusia, Brasil e Indonesia, están libres de deuda o cuentan con balances más saludables que sus socios comerciales gigantescos. Estos países son los nuevos modelos de la prudencia fiscal.

Los países desarrollados son como las familias acomodadas que tomaron prestado demasiado para adquirir sus casas y ahora luchan por cumplir con los pagos. El contingente de los mercados emergentes se asemeja a la gente que se hizo dueña de su vivienda con pagos puntuales y sin deudas, y ahorró lo suficiente de sus ingresos modestos. El futuro podría pertenecerle a los más cautelosos. "El mundo desarrollado está tan sobre-apalancado que está pasando la estafeta a los países en vías de desarrollo", dijo Rob Arnott, presidente de la compañía de inversión californiana Research Affiliates, que ha desarrollado productos que ahora manejan más de 50,000 millones de dólares en activos, incluyendo la familia RAFI de fondos indexados y ETFs.

Un estupendo nuevo estudio, realizado por Research Affiliates, que compara los niveles de deuda de países desarrollados y países en vías de desarrollo, prueba el punto de Arnott. Para medir si un país esta sub-apalancado, Arnott contrasta sus niveles de deuda con una mezcla de cuatro factores que miden su capacidad de pago, con base en el tamaño y bienestar de sus economías.

El primer elemento es el PIB, un criterio de su suministro de capital; el segundo es la población total, una medida del abasto laboral; el tercero es el consumo de energía, un cálculo del avance de su economía; y el último elemento es una sorpresa: el área en millas cuadradas totales, que sirve como medidor representativo de su tenencia de materia prima, una fuente crucial de bienestar.

Arnott llama al promedio de esos criterios el "peso RAFI". Después, compara el peso RAFI con la porción de la deuda total del mundo que tiene un país. Si ese número excede su tamaño económico, como el medido por el peso RAFI, entonces una nación cuenta con demasiada deuda.

Endeudados para siempre

Comencemos revisando los países desarrollados como un todo. Los 24 principales, desde Estados Unidos hasta Luxemburgo, cuentan con el 41% del PIB, masa territorial, consumo de energía y población entre todos los países con deuda nacional, pero tienen la carga de casi el 90% de los 2 billones de dólares en préstamos en el mundo.

Los 46 países en vías de desarrollo comprenden el 59% e la economía mundial, y el 43% del PIB, medido por el peso RAFI. Pero aún así, sólo cargan con el 10.5% de la deuda mundial.

Ahora, si vemos los países de forma individual, Estados Unidos luce extendido; según la medida de RAFI, representa el 14% de la economía mundial pero tiene cerca de la cuarta parte de la deuda mundial. Pero es un modelo de probidad si se compara con Japón, que cuenta con el 29% de todos los préstamos, aunque sólo ofrece el 4% de la mezcla del PIB, población y otros factores RAFI.

Virtualmente, todas las naciones de Europa occidental cargan con una deuda de dos a tres veces su tamaño económico, incluyendo al Reino Unido, Francia y Bélgica. La sorpresa es que el supuesto ejemplo de prudencia de Europa, Alemania, es la economía a la que ahora recurren los débiles en busca de rescate. Carga con el 5.3% de la deuda mundial, con un peso económico de sólo 2.6%.

Las cifras del mundo en vías de desarrollo son sustancialmente saludables. Los dos prestatarios más grandes son China e India, y sus cargas de deuda son ligeras en comparación con las de Estados Unidos y Alemania. Según los medidores RAFI, China representa el 15.6% de la definición RAFI de la economía mundial, pero sólo tiene el 2.3% de la deuda. También cuenta con reservas en dólares de cerca del doble de su nivel de deuda, por lo que podría pagar sus préstamos y hasta le quedaría dinero de sobra.

India, con el 8.6% de la economía mundial, tiene menos de 2% de la deuda total. Brasil, Indonesia, Pakistán, Turquía y Argentina tienen pesos RAFI de 2% a 6%, pero ninguno excede el 0.2% de los préstamos mundiales. El país en vías de desarrollo más endeudado es México, en relación a su tamaño, pero en comparación con la mayoría de los países desarrollados, su apalancamiento es trivial. México cuenta con cerca del 2% de la economía entre los países con préstamos, y tiene menos del 0.7% de la deuda.

Tres razones para invertir en países emergentes

¿Qué influencia tendrá el enorme desbalance en la deuda sobre la relativa fuerza de los países maduros y en vías de desarrollo en la siguiente década? Los mercados emergentes deberían desempeñarse mejor tanto en crecimiento como en zonas de inversión por tres razones:

Primero: sus balances saludables les dan mayor flexibilidad para lidiar con otra crisis financiera en comparación con sus socios severamente tensados. De hecho, con excepción de China, se están recuperando de la crisis de 2008 y 2009 sin un aumento gigantesco en el gasto gubernamental al que recurrieron Estados Unidos y la mayor parte de Europa. Ese gasto agravó aún más sus fuertes déficits. "Los países emergentes entraron a la crisis financiera en buenas condiciones fiscales porque redujeron sustancialmente su deuda durante los últimos 6 o 7 años", dijo Uri Dadush, economista en Carnegie Endowment. "Fueron muy cuidadosos de no aumentar fuertemente su gasto".
Segundo: sus tasas de crecimiento serán mucho mayores que las de los países desarrollados por una razón básica, que no tendrán que cargar con los inmensos pagos de intereses que exigen altos aumentos de impuestos y que, por lo tanto, reducen el tamaño del sector privado, el principal motor de crecimiento. Las tasas de crecimiento mayores deberían hacer que los productos de los mercados emergentes luzcan más atractivos que los de Estados Unidos, Japón o Alemania. Los mercados emergentes superaron los rendimientos del mundo desarrollado en los últimos diez años, ofreciendo rendimientos totales de 10% en comparación con los rendimientos de cero de las economías maduras. Podemos esperar un periodo continuo de buen desempeño en acciones.
En tercer lugar: los bonos de los mercados emergentes también superarán el ingreso fijo en los mercados desarrollados. "La razón es que sus rendimientos son mucho mejores que los de los bonos del Departamento del Tesoro, aunque los riesgos de invertir en bonos de mercados emergentes son altamente exagerados", dijo Arnott. Esta propagación es hoy de 2 a 3 puntos; Arnott calcula que los bonos de la mayoría de los países en vías de desarrollo deberían generar rendimientos iguales a los del Departamento del Tesoro. Los inversionistas pueden esperar ganancias de capital favorables a medida que esa propagación se estrecha en el futuro.
El balance de poder está cambiando, y la mayoría de los países desarrollados están ignorando esa tendencia histórica mientras gastan y piden prestado imprudentemente. Es hora de que muestren la misma prudencia y aprendan las mismas lecciones que ahora guían a sus socios en los mercados emergentes.

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